El Franquismo no solo es un contenido que está de moda, sino que también es una realidad histórica. Por razones obvias, aunque la figura del Dic- tador mereció en vida la atención de muchos autores, su estudio académico solo ha podido encararse con verdadero rigor tras su muerte. Hasta entonces se daban dos situaciones enfrentadas. Lo que se escribía en el interior perte- necía al panegírico de contenido hagiográfico; lo que se hacía fuera eran meras soflamas descontextualizadas y escasamente documentadas. A partir de 1975 se inició un profundo cambio en el enfoque.