El 12 de mayo de 1978, Felisa Casatejada, junto con más vecinos de Casas de Don Pedro, familiares de víctimas de la represión extrajudicial franquista en la zona como la familia Mijarra, llegaron al cortijo “Casa de La Boticaria” para arañar la tierra y recuperar los restos de sus allegados, asesinados y enterrados en el lugar 39 años antes: el 15 de mayo de 1939. Reuniendo los restos hallados en varios féretros, fueron trasladados en un cortejo de dignidad hasta el cementerio el 15 de mayo, tras velarlos en el mismo olivar de donde fueron sacados durante dos días. En julio del mismo año (1978) se realizó una segunda exhumación y los restos fueron custodiados en la entrada del pueblo por la carretera de Talarrubias. Viviéndose en aquellos momentos un contexto de convulsión social y política, la lucha, la tenacidad por lo que era justo y la valentía de quien quiere recuperar a sus seres queridos se impuso. Y Felisa Casatejada fue el ejemplo de todo aquello. Su memoria, su testimonio, su fuerza y su amor fueron y son referentes para todos los que hemos estado vinculados a la memoria en esta región, y fuera de ella. Querida Felisa, que la tierra te sea leve. Aquí te pensaremos mucho.
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